Se sentó frente al ordenador, su mejor amigo, su mayor enemigo. Se dejó cegar por la luz blanca de la pantalla e intentó buscar dentro de sí misma. Una palabra, una imagen, algún recuerdo. Algo. Cualquier cosa que le inspirase. Había dejado de lado escribir hacía mucho tiempo y sabía que había llegado el momento de volver a intentarlo. Era el momento. O ahora o nunca. Había surgido aquella oportunidad y no podía desperdiciarla. No lo entendía, nada se le venía a la mente. ¡Si sólo tenía que escribir sobre sí misma! ¡Cómo era posible que estuviera tan parca de ideas! Mantuvo su mirada fija durante unos instantes y decidió que no se daría por vencida. Había perdido muchas batallas, demasiadas, pero en aquella ocasión, no se dejaría vencer.