El camino
Hasta que una mirada la salvó. Una mirada luminosa que salió de entre los rincones oscuros. Ojos que le recordaban al mar. El mar le hacía sentir a salvo, era su niñez, sus momentos felices, tal vez su futuro. Tal vez no estaba perdido del todo. Puede que existiese una alternativa a todos esos mantos de tristeza.
Se levantó y dejó las capas en el suelo. Se sintió desnuda, pero libre. Miró al sol y lo sintió en su piel. Estaba lista. El camino se abría paso ante ella.
En la oscuridad y el olvido
Pero ahora es distinto. La casa está en silencio, mi mente está vacía. Se ha marchado y temo que será para siempre.
Tras la puerta
Buscando islas
Recuerdo tiempos en los que existía un mundo, una tierra misteriosa a la que corríamos a escondernos. Era nuestro lugar, nadie más lo conocía. Los momentos de ira, de rabietas estúpidas, de tristezas profundas o incluso inmensas alegrías eran buenas oportunidades para escaparnos a donde los ojos extraños no podían encontrarnos. Sin embargo, un día, una ola profunda cubrió nuestro escondite y dejó de ser el mismo. A partir de entonces, sería un lugar distinto para ti del que sería para mí. Durante estas últimas unidades de tiempo (ya no recuerdo si son semanas, meses o años) seguí recurriendo a este simulacro de paraíso, pero por algún motivo que desconozco, he perdido el norte y soy incapaz de encontrarlo. Tal vez lo robaron nuevos inquilinos, quién sabe si tú me lo arrebataste. Lo único que sé a ciencia cierta es que me he quedado sin mi mundo y estoy perdida.
Canicas
Pasillos
Hay pasillos por todas partes, pasillos inmensos, largos y muy luminosos. La luz que desprenden las bombillas es amarilla y brillante y me ciega. Me cubro con los brazos. En realidad, no pienso, sólo camino a través de esos pasillos. Parece que a medida que avanzo se estrechan. No tiene sentido, no es posible. Pero juraría que sí. Siento como me quedo sin respiración. Corro casi a ciegas. Un paso veloz y otro y otro. ¿Pero hacia dónde voy? En realidad, ¿cómo he llegado hasta aquí? Sé que estaba durmiendo en mi cama, plácidamente, y de pronto, me encontré aquí. No entiendo nada. No entiendo nada. Creo que me limitaré a sentarme y a cerrar los ojos, tal vez esto no sea más que un sueño. O una pesadilla.