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En el silencio de la habitación la observa. Para ella, Sofía es todo un enigma. Es carácter, es histrionismo, es talento (ésta es la primera palabra que suelen relacionar con ella), en el fondo, es todo lo que ella desearía ser. Su voz queda, sus inseguridades, su falta de amor propio suponen una inmensa distancia entre las dos. Y su admiración. Y su odio hacia ella. Cuando se conocieron, creyó que podrían ser amigas, integrarla en su mundo de lo imaginario, pero no fue así y la hizo sentir pequeña e insignificante. Desde entonces, la odia y nunca defiende sus opiniones o sus nuevos trabajos. Simplemente se dedica a desprestigiarla, a bajarla del pedestal en que todos la han colocado. Ahora, Sofía ha bajado la guardia y sin saberlo, es observada y descubierta en plena fragilidad. Sofía llora desconsoladamente. Ella daría lo que fuera por conocer los motivos que la están hundiendo lentamente. Pero prefiere mantenerse alejada, tan sólo mirar y disfrutar un pequeño triunfo. En realidad no es triunfo, ni siquiera una satisfacción, es tan sólo el placer de descubrir que Sofía es humana y podrá seguir bajándola de su pedestal.
1 comentarios:
Hola de nuevo: Desde el 15 de septiembre no había podido leerte. Y aún no lo he hecho, pero he impreso todo desde esa fecha y me lo llevo a casa. ¡qué bien retomar tus escritos!
Bisous, ma coupine!
Xulia
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