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Se sonrieron a modo de saludo en la distancia. El lugar estaba abarrotado, pero se vieron. No hizo falta nada más que un pequeño hueco. Allí estaban, de nuevo, repitiendo una historia finalizada hace tanto tiempo. Ella sonrió como si fuera una adolescente y casi sintió vergüenza de sí misma, pudor, pero no pudo evitarlo. ¿Era posible que los sentimientos de antaño despertaran de pronto, sin motivos y sin sentido? Probablemente todo viniera de su deseo de volver a encontrar el amor. A pesar de todo, no se planteó el origen ni el deseo, se limitó a sonreírle, a mostrarle lo encantadora que podía ser, a insinuarle todo lo que mantenía de aquella chiquilla a la que él conoció y todo lo nuevo que había en ella. No le escribiría, no conversaría con él, no obstante, estaba segura de que volvería a saber de él. Al menos, eso ocurriría si era él el que no había cambiado.
1 comentarios:
K difícil es cerrar una puerta cuando una relació se acaba... Hay un refrán k dice algo así como "donde hubo fuego kedan cenizas"...
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