Remedio para la soledad III

Abrió los ojos y sintió los rayos de sol colándose por la persiana. Debía de ser por la mañana. Instintivamente, cerró los ojos y se tocó la frente. Tenía un espantoso dolor de cabeza producto de una espantosa resaca. Tenía la boca seca y sentía su cuerpo suspendido, a pesar de que aún no había empezado a despertarse. Un segundo más tarde, volvió a la realidad y recordó algún fragmento de la noche. Con resignación suspiró. No estaba sola. Miró hacia su izquierda. Estaba en lo correcto. A su lado, dormía aquel tío cuyo nombre seguía sin recordar. "Mierda" dijo para sus adentros. Odiaba las mañanas siguientes, las caricias y delicadezas correspondientes no formaban parte de su carácter. Y aún menos con hombres que no le importaban en absoluto. Pensó en levantarse, en hacer como si él no estuviera, seguir con su vida, así, cuando despertara, al no encontrarla junto a él simplemente se marcharía. Captaría que ya no era bienvenido. Iba a incorporarse cuando su invitado bostezó desperezándose. Chistó su lengua y le dirigió una mirada cómplice que ella respondió con una poco sutil evasión. Él se acomodó en su espacio en el lecho, la agarró y besó con ternura. Ella no tuvo más remedio que devolverle el beso, pero la nariz se le hinchó con nerviosismo y cierta indignación. Cuando él parecía estar más a gusto, ella se levantó.

- ¿Adónde vas?- Preguntó extrañado.
- A por agua, ¿no quieres un poco de agua?

Incorporada, cogió la primera prenda que encontró en el suelo y se vistió con agilidad. Al cubrirse el cuerpo, sintió que se establecía una distancia entre los dos, mayor que el espacio que de verdad los separaba. Una actitud.

Salió de la habitación, dejándolo en la cama, a sus anchas. Entró en el baño un momento y se miró en el espejo. La imagen resultaba más desoladora que la que descubriera en el ascensor la noche anterior. Veía huecos en su rostro, huecos en todas partes. Sombras. Se tocó con las manos en las mejillas, buscando algo, que no consiguió encontrar. Suspiró dirigiendo la mirada hacia el suelo y fue a la cocina. Llenó un par de vasos de agua y volvió con sumisión al dormitorio. Él la esperaba con una sonrisa afectiva. Ella fingió sonreírle.

Le alargó el vaso y se sentó en la cama, ya vestida, lo más lejos que le fue posible. Él bebió enérgicamente e hizo el amago de volver a agarrarla. Ella permaneció en el lugar exacto.

- Ven aquí, tenemos toda la mañana.

Sintió auténtico pánico al oír estas palabras y supo que tenía que reaccionar de algún modo, pero tenía que hacerlo ya si quería que se marchara. No podía pasar toda la mañana con él. No quería. Intentó pensar, pensar algo y rápido…

- ¡No puedo estar toda la mañana aquí!- Gritó de pronto.
- ¿Cómo?
- He quedado para comer con alguien y tengo que ducharme y quitarme los restos de noche de encima.- Dijo ya con más calma.
- Ah. Vale. – Él pareció entender. Se levantó, salió de la cama y comenzó a vestirse.- Entonces, supongo que me voy.

Se despidieron con un beso en la entrada.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

eres una crak felicidades espero pronto la siguiente entrega, y de nuevo digo, que bien escrito, muy buena utilizacion de los dardos o palabras, eres genial sigue asi.

a quiero mas, por fi

Yols dijo...

Yo también estoy deseando seguir leyendo esta historia!

Justo dijo...

Enorabuena!!! Me alegro por la aceptación que han tenido estas entradas, y tienen toda la razon que lo haces muy bien. Yo quiero una novela ya.

Anónimo dijo...

¡qué bonito! Ya estoy enganchada. Quiero más........... Xulia

Anónimo dijo...

Ay, almita de cántaro, cada día me siento más orgullosa de tí. He de reconocer que con lo del vaso de agua no he podido evitar que se me escapara un ruidito en forma de risa contenida. AY! Enhorabuena! Tu público te reclama... sólo te digo eso!! JAJA, ya sabes, a por los 9.000!!! MUAk (pequeña remolacha)

Anónimo dijo...

Nélida! se percibe mucho talento....!! estoy enganchada, quién era su verdadedeo amor??..Me da pena su "remedio a la soledad" no la veo por buen camino ..es un tanto frivolona no? eso no llena a nadie!
Lucia

Yols dijo...

La verdad es que su remedio es un poco frivolo pero es lo que hablabamos en otro post, que la soledad no desea es muy dura y hay que acabar con ella como sea.

Nélida Devesa dijo...

¡Lucía, gracias por entrar! Me alegro de que te guste el blog. En cuanto a la protagonista de la entrada, me inclino más hacia Yols, no creo que ella crea de verdad que su soledad se va a acabar así, pero se esfuerza por estrecharla. En el fondo, ella me da pena.

RJ11 dijo...

Probando, probando 123... Espero tu nueva entrada, ya lo sabes :D muak