Una tarde de domingo lúgubre, teñida de gris a causa de la lluvia. Parece que cuando llueve tenemos más derecho a ser desdichados, se nos perdona la melancolía. No sucede lo mismo cuando sale el sol. Nos acusan de cometer un grave crimen si somos capaces de llorar cuando los rayos del mismo nos acechan. No lo entiendo porque odio el sol, cuando se apuesta nuestras carencias son más evidentes, están más expuestas.

1 comentarios:

Yols dijo...

Es cierto! Por que el tiempo influye tanto en el estado de ánimo de las personas? Es igual en otros países, donde hay menos horas de sol?