A mi alrededor hay muchas rostros. Felices, sonrientes, que ofrecen y obsequian. Tienden sus brazos hacia mí pero me dan miedo. Tengo la sensación de que quieren apropiarse de algo más profundo que mí mismo. Me mantengo distante e intento imitar su sonrisa, más semejante a una mueca que a un gesto natural, para pasar desapercibido. Pero mi mandíbula se cansa y soy descubierto pronto. Este juego es peligroso. Si no consigo jugar bien mis cartas es posible que todo se vuelva oscuro y ellos se hagan con eso que tanto anhelan. No sé qué quieren exactamente, sin embargo, tampoco deseo descubrirlo.
La última novela de Mary Ann Evans (George Eliot), en edición de lujo
-
«El conocimiento construye lentamente lo que la ignorancia derriba en una
hora». La editorial Alba ha publicado recientemente Daniel Deronda, la
última n...
Hace 5 semanas
0 comentarios:
Publicar un comentario