Hay pasillos por todas partes, pasillos inmensos, largos y muy luminosos. La luz que desprenden las bombillas es amarilla y brillante y me ciega. Me cubro con los brazos. En realidad, no pienso, sólo camino a través de esos pasillos. Parece que a medida que avanzo se estrechan. No tiene sentido, no es posible. Pero juraría que sí. Siento como me quedo sin respiración. Corro casi a ciegas. Un paso veloz y otro y otro. ¿Pero hacia dónde voy? En realidad, ¿cómo he llegado hasta aquí? Sé que estaba durmiendo en mi cama, plácidamente, y de pronto, me encontré aquí. No entiendo nada. No entiendo nada. Creo que me limitaré a sentarme y a cerrar los ojos, tal vez esto no sea más que un sueño. O una pesadilla.
‘Prontos, listos, ya’: la voz infantil de los veranos pasados
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Recuerdo el olor del Ducados de papáUn Seat Córdoba y cantarVer la luna y
sollozar Julio Iglesias, Rigoberta Bandini. «Vacas. Postes. Auto blanco con
con...
Hace 5 semanas
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