El cielo se ha oscurecido. Ella se ha marchado. No es constante, viene y me acompaña; se aleja y me abandona. Nunca sé cuánto he de esperarla, a veces casi la olvido y desaparece de mi vida. No obstante, cuando su recuerdo está a punto de borrarse de mi memoria, aparece de manera estelar. Con mayor fuerza que nunca. Y me recuerda cuánto la necesito a mi lado.

Pero ahora es distinto. La casa está en silencio, mi mente está vacía. Se ha marchado y temo que será para siempre.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

j.

Espero que la falta de fe haya desaparecido para siempre.
Tu tiempo ha llegado.
Deja el equipaje que traías y sigue. No te hace falta.