Me inunda el peor de los cansancios y la mayor de las frustraciones. No sé qué es verdaderamente peor. El primero es físico y palpable, no obstante, la segunda está dentro de mí y a veces me oprime. Siempre tuve claro en qué consistía ser yo misma, pero ahora me contemplo detenidamente y no puedo encontrar una correspondencia real entre aquella que fui y ésa que soy hoy. No sé si el tiempo me hizo cambiar o simplemente nunca fui como verdaderamente pensaba. Todas esas pequeñas ideas son en realidad minúsculas y carecen de sentido en cualquier lugar que no sea mi cabeza. Puede que simplemente me esté volviendo loca. El borde del precipicio cada vez parece estar más cerca y ser más abismal. Si caigo por ahí no tendré tiempo a recapacitar, sólo observaré cuán larga será la caída y prestaré atención por si oigo el sonido de los pájaros. Éste siempre me acompañó, ¿por qué no debería entonces estar en ese preciso instante?

0 comentarios: