En la oscuridad y el olvido

  -     Creo que estoy enferma.
  -      ¿Qué te pasa? – Preguntó alarmado.
  -       No estoy segura. Tengo náuseas y un dolor tremendo en el pecho. – Miró a su alrededor sin mirar a ninguna parte en realidad. – Creo que será mejor que me eche un rato.

      Subió las escaleras lentamente. Se apoyó en el pasamanos con la escasa fuerza que le fue quedando. Hasta llegar al final, a una buhardilla sucia, llena de humedades y oscuridad. Estanterías con libros olvidados, cuadernos y un colchón sobre el suelo. Aquél era el único lugar que podría acogerla en ese preciso instante. Necesitaba guarecerse en la oscuridad y en el olvido.  

      Dejó caer su cuerpo con cuidado sobre el colchón y una vez que yació completamente, pudo entender que el dolor no había hecho más que empezar y no acabaría hasta extenderse por todo su cuerpo. Cerró los ojos dejándose llevar , rindiéndose.
      
      Sabía que pasarían horas, días, tal vez semanas sin poder hacer nada contra ese dolor que la poseía.  Del mismo modo que sabía que sólo ella podría levantarse y dejar de sufrir. Pero qué fácil era no hacer nada y lamentarse. Tan sencillo que no estaba segura de cuál sería su fin. 

3 comentarios:

Yols dijo...

Cuanto tiempo hacía que no entraba yo por aquí... pero no se me ocurre una mejor vuelta de vacaciones que este relato sobre no saber enfrentarse a lo que nos duele o nos entristece.
Grande!

Anónimo dijo...

j

David dijo...

Es interesante leer diversos textos y por eso esta bueno leer diferentes tipos de cosas. Como ya tengo mis pasajes rio de janeiro espero poder disfrutar de leer algo bueno en los transportes. Ojala que pueda seguir aprendiendo mucho